Reflexión del Evangelio
Es bonito saber que una pareja que conocemos va a casarse. Son dos personas que se conocen y se entregan por amor. Ellos, al recibir el Sacramento del Matrimonio, deciden tener a Dios en sus vidas y formar una familia. Se sienten llamados a compartir el resto de sus vidas hasta que la muerte los separe. “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse con su esposa, y serán los dos una sola carne” (Marcos 10:7-8).
El Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 1601 nos dice lo siguiente: “La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre los bautizados”. Y continúa diciendo en el numeral 1662: “El matrimonio se funda en el consentimiento de los contrayentes, es decir, en la voluntad de darse mutua y definitivamente con el fin de vivir una alianza de amor fiel y fecundo. Pidamos siempre por los matrimonios porque es proyecto de Dios, que quiere que lo que él unió, no lo separemos. El Papa Francisco recomienda tres palabras a los matrimonios: “Por favor, gracias y perdón”. ¿Qué opinas de esto? ¿Estás dispuesto(a) a luchar por tu matrimonio? ©LPi
Notas de Misa
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