Reflexión del Evangelio
Todos los que trabajamos en la viña del Señor no somos rivales, por el contrario, deberíamos de cooperar con recursos de todo tipo. Hacer el bien en la familia es lo máximo, hace crecer el amor entre sus miembros. Hacerlo en la sociedad acrecienta el progreso y el bien común: “Hacer el bien es un deber, es un carnet de identidad que nuestro Padre dio a todos. Todos estamos llamados a hacer el bien, incluso los no creyentes” (Papa Francisco). Evitemos a toda costa los diferentes tipos de pecado que nos alejan de Dios. La envidia, los celos, el coraje la avaricia y sobre todo lo atractivo, lo bonito, lo que tiene apariencia de bueno y solo nos aleja más y más de los planes de Dios en nuestra vida. ¿Cómo podemos evitar las ocasiones de pecado? ¿Con qué frecuencia me acerco al Sacramento de la Reconciliación y de la Eucaristía? Al frecuentar estos Sacramentos puedo ser capaz de hablar de Jesús y sus enseñanzas.
Otra herramienta eficaz son los mandamientos que nunca pasan de moda, aunque los tengamos olvidados o pensemos que solo fueron aprendidos de memoria para hacer la Primera Comunión. El salmo de hoy, nos dice que los mandamientos alegran el corazón de quien los practica y que son ley perfecta que reconforta el alma. ¿Lo crees? Ponlo a prueba y veraz cómo tu vida cambia, para bien y para hacer el bien. Pidamos al Señor que nos preserve de la soberbia y del falso orgullo. ¡Amen!
©LPi
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