Reflexión del Evangelio
Siempre que vamos al súper, llegamos con el buen deseo de escoger lo mejor. Especialmente la fruta, la queremos fresca, jugosa y dulce. Has pensado en los árboles de donde proviene la fruta. ¿Serán buenos, estarán bien regados y vitaminados? Porque depende del árbol cómo es que será su fruto, bueno o malo. Hoy, es día de examen, para saber cómo andamos de frutos. Mucho depende de lo que llevamos dentro del corazón y Jesús, sin rodeos, lanza la siguiente pregunta: “¿Puede un ciego guiar a otro ciego? Ciertamente caerán ambos en algún hoyo” (Lucas 6:39). Desde luego que no, alguno de los dos debe tener visión clara y saber hacia dónde se dirige. Observemos bien qué tipo de fruto esta dando nuestra vida y eso se mide en el refrán que dice: Obras son amores, y no buenas razones.
El Papa Francisco, también lo explica de la siguiente manera: “Los niños y los jóvenes son los frutos de los árboles. Y cuando un árbol tiene buenas raíces y un buen tronco (abuelos y padres) da buenos frutos. Debemos ser un bosque lleno de buenos frutos; las familias numerosas son una gran esperanza de la sociedad”. Todos por lo general tendemos a cuidar las apariencias, por lo tanto, descuidamos lo más importante, el interior del corazón, que es de donde sale lo bueno: “La boca habla de lo que está lleno el corazón” (Lucas 6:45). Pidamos al Señor, que nuestros frutos buenos sean para que los demás los disfruten. ©LPi
Notas de Misa
General
La proxima semana habra una colecta especial que apoya a la Iglesia en Europa Central y Oriental